Calderón de la Barca, es uno de los dramaturgos más importantes de la historia del teatro, que aparte de escribir dramas de honor y filosóficas obras, también se dedicó a las comedias de enredo y la obra Las Manos Blancas no Ofenden es prueba de ello.
Se trata de una obra luminosa, palaciega e intrigante que mantiene las características que hacían furor en el Siglo de Oro: enredos entre damas y caballeros, la defensa de la honra y la consecución a través de casi cualquier medio del ser amado, que finalmente, acaba en matrimonio.
Podemos decir que gira en torno al mito de la "princesa cortejada" y utiliza entre otros afortunados recursos el de la máscara o el disfraz. La máscara está en el origen del teatro clásico y el disfraz es una de las armas más poderosas que se han utilizado siempre en el teatro y en la vida. La expresión que da título a esta obra significa que las damas no ofenden o que su belleza no lo hace. Este dicho tiene su origen en la persona de Francisco Tadeo de Carlomarde (ministro de Fernando VII), el cual fue abofeteado por la hermana de la reina Cristina, debido a que él quería la aprobación de la Ley Sálica.
Esta obra recupera el sentido original de la frase. Aunque la sinopsis de la misma es fácil de entender, en ocasiones, el empleo del castellano antiguo dificulta la comprensión de determinados diálogos o algunas escenas.
A través de una escenografía sencilla que va evolucionando gracias a la iluminación y a una serie de magníficos actores se consigue transportarnos de un modo especial al mundo cortesano; resultaría difícil hablar de alguno de los intérpretes puesto que todos son necesarios para que la acción fluya con energía, en conjunto han caracterizado muy bien el papel que tenían que representar, por lo que mi valoración sobre la obra y sus intérpretes es positiva. Aunque hay que destacar, que existen dos papeles fundamentales, los dos travestidos, una mujer disfrazada de hombre y un hombre disfrazado de mujer, con el objetivo de conseguir sus propósitos amorosos, algo impensable para la sociedad de la época.
Es necesario resaltar como característica importante, el acompañamiento musical que es utilizado durante toda la obra(un arpa, un violín y un Chelo), esto hace que el público se de cuenta de cada cambio de escena, además, de un vestuario acorde a la época en la que se escribió la obra, aportando todo ello una singular belleza.
En definitiva, el conjunto teatral formado por la escenografía, el decorado, los actores, la música etc. nos traslada por unas horas a la época de Calderón de la Barca.
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