La investigación sobre el asesinato de Marta del Castillo ha chocado con nuevos obstáculos tras las últimas declaraciones de los implicados. El asesino confeso, Miguel Carcaño, se ha retractado de su testimonio inicial al declarar que fue el menor Javier G. quien mató a la adolescente y aseguró que el cuerpo lo arrojaron a un contenedor de basuras cercano a su casa. El operativo de búsqueda se suspendió en el río Guadalquivir y comenzó a prepararse el rastreo en la planta de gestión de residuos de la ciudad, tal y como solicitó el juez.
De forma sorpresiva, el principal implicado en la desaparición de Marta del Castillo, su amigo y ex pareja Miguel Carcaño, se desdijo el lunes de su confesión inicial y aseguró que fue su amigo Javier G. El Cuco, hasta ahora imputado como colaborador, quien causó la muerte de la adolescente. Indicó incluso que la agresión no se realizó con un cenicero, aunque no ha trascendido aún la forma en la que, según esta nueva versión, se habrían producido los hechos. El autor confeso, que hizo una reconstrucción de los hechos esa misma tarde, fue más allá e incluso explicó que Samuel B.
envolvió el cuerpo en una manta con cinta adhesiva y, al contrario de lo que se pensaba hasta el momento, no lo arrojaron al río Guadalquivir, sino que se deshicieron de él tirándolo en un contenedor de basura cercano a su domicilio en la calle León XIII de la capital hispalense.
Los investigadores no dan mucha credibilidad a esta versión de Miguel, dado que al no haber aparecido el cuerpo es lógico que los imputados quieran exculparse e intentar salvarse cada uno por su lado. Por este motivo, el juez instructor decidió hoy alterar las declaraciones indagatorias previstas y tomar declaración de nuevo a los imputados. Así, durante la mañana sometió a Miguel y sus dos amigos, Javier G. y Samuel B., a nuevos interrogatorios individuales y a sendos careos, aunque al parecer no aportaron demasiado a la investigación. El cuarto implicado, Javier D., hermanastro de Miguel, también fue conducido a los juzgados aunque no se le llegó a tomar declaración.
Nueva reconstrucción
Fuentes judiciales señalaron que tanto el menor como Samuel se reafirmaron en sus últimas declaraciones judiciales en las que insistían que no estuvieron en la casa de Miguel la noche del 24 de enero ni se enteraron de lo sucedido hasta su detención, y que confesaron que habían participado por presiones policiales. Por este motivo, el juez decidió realizar a media tarde una nueva reconstrucción de los hechos, la tercera de Miguel, en la vivienda de León XIII, que se prolongó durante más de tres horas. Para evitar cualquier altercado, la calle quedó completamente acordonada para poder rehacer también con tranquilidad el recorrido hasta la cabina, desde donde supuestamente Miguel llamó a Samuel, y hasta el contenedor con un maniquí y una silla de ruedas similar a la que solía usar la madre del acusado y con la que, supuestamente, un vecino le vio de madrugada regresando a casa.
Pese a estas declaraciones contradictorias que enmarañan más el caso, la Policía cree tener suficientes pruebas de que Miguel y el Cuco estaban en el domicilio cuando murió la joven. No obstante, son conscientes de que algunas de las lagunas, como la forma de la muerte y el arma homicida, sólo podrán ser aclaradas con la aparición del cuerpo. Fuentes de la Delegación del Gobierno confirmaron que la búsqueda se ha suspendido por el momento en el Guadalquivir y que a última hora de la tarde, y por indicación del juez, se desarrollaba una nueva reunión de coordinación para iniciar el rastreo en el vertedero donde se reciben los residuos de Sevilla capital, que previsiblemente comenzará en la mañana del miércoles.
En este sentido, el juez instructor ya había visitado la tarde del lunes la planta de tratamiento de residuos de Montemarta-Cónica en Alcalá de Guadaira, donde se acumulan las toneladas de basura generada por Sevilla en los últimos tres meses al ritmo de 850 toneladas diarias, para conocer cómo se almacenan y compactan estos restos y la posibilidad de revisarlos en busca del cadáver de la joven. Los responsables de la planta, que hoy funcionaba con toda normalidad, consideraban poco probable que el cuerpo de Marta se encontrara allí dado que cuentan con un sistema de separación que «atrapa» los restos más voluminosos, por lo que el personal de la instalación se habría dado cuenta de ello.La investigación sobre el asesinato de Marta del Castillo ha chocado con nuevos obstáculos tras las últimas declaraciones de los implicados. El asesino confeso, Miguel Carcaño, se ha retractado de su testimonio inicial al declarar que fue el menor Javier G. quien mató a la adolescente y aseguró que el cuerpo lo arrojaron a un contenedor de basuras cercano a su casa. El operativo de búsqueda se suspendió en el río Guadalquivir y comenzó a prepararse el rastreo en la planta de gestión de residuos de la ciudad, tal y como solicitó el juez.
De forma sorpresiva, el principal implicado en la desaparición de Marta del Castillo, su amigo y ex pareja Miguel Carcaño, se desdijo el lunes de su confesión inicial y aseguró que fue su amigo Javier G. El Cuco, hasta ahora imputado como colaborador, quien causó la muerte de la adolescente. Indicó incluso que la agresión no se realizó con un cenicero, aunque no ha trascendido aún la forma en la que, según esta nueva versión, se habrían producido los hechos. El autor confeso, que hizo una reconstrucción de los hechos esa misma tarde, fue más allá e incluso explicó que Samuel B.
envolvió el cuerpo en una manta con cinta adhesiva y, al contrario de lo que se pensaba hasta el momento, no lo arrojaron al río Guadalquivir, sino que se deshicieron de él tirándolo en un contenedor de basura cercano a su domicilio en la calle León XIII de la capital hispalense.
Los investigadores no dan mucha credibilidad a esta versión de Miguel, dado que al no haber aparecido el cuerpo es lógico que los imputados quieran exculparse e intentar salvarse cada uno por su lado. Por este motivo, el juez instructor decidió hoy alterar las declaraciones indagatorias previstas y tomar declaración de nuevo a los imputados. Así, durante la mañana sometió a Miguel y sus dos amigos, Javier G. y Samuel B., a nuevos interrogatorios individuales y a sendos careos, aunque al parecer no aportaron demasiado a la investigación. El cuarto implicado, Javier D., hermanastro de Miguel, también fue conducido a los juzgados aunque no se le llegó a tomar declaración.
Nueva reconstrucción
Fuentes judiciales señalaron que tanto el menor como Samuel se reafirmaron en sus últimas declaraciones judiciales en las que insistían que no estuvieron en la casa de Miguel la noche del 24 de enero ni se enteraron de lo sucedido hasta su detención, y que confesaron que habían participado por presiones policiales. Por este motivo, el juez decidió realizar a media tarde una nueva reconstrucción de los hechos, la tercera de Miguel, en la vivienda de León XIII, que se prolongó durante más de tres horas. Para evitar cualquier altercado, la calle quedó completamente acordonada para poder rehacer también con tranquilidad el recorrido hasta la cabina, desde donde supuestamente Miguel llamó a Samuel, y hasta el contenedor con un maniquí y una silla de ruedas similar a la que solía usar la madre del acusado y con la que, supuestamente, un vecino le vio de madrugada regresando a casa.
Pese a estas declaraciones contradictorias que enmarañan más el caso, la Policía cree tener suficientes pruebas de que Miguel y el Cuco estaban en el domicilio cuando murió la joven. No obstante, son conscientes de que algunas de las lagunas, como la forma de la muerte y el arma homicida, sólo podrán ser aclaradas con la aparición del cuerpo. Fuentes de la Delegación del Gobierno confirmaron que la búsqueda se ha suspendido por el momento en el Guadalquivir y que a última hora de la tarde, y por indicación del juez, se desarrollaba una nueva reunión de coordinación para iniciar el rastreo en el vertedero donde se reciben los residuos de Sevilla capital, que previsiblemente comenzará en la mañana del miércoles.
En este sentido, el juez instructor ya había visitado la tarde del lunes la planta de tratamiento de residuos de Montemarta-Cónica en Alcalá de Guadaira, donde se acumulan las toneladas de basura generada por Sevilla en los últimos tres meses al ritmo de 850 toneladas diarias, para conocer cómo se almacenan y compactan estos restos y la posibilidad de revisarlos en busca del cadáver de la joven. Los responsables de la planta, que hoy funcionaba con toda normalidad, consideraban poco probable que el cuerpo de Marta se encontrara allí dado que cuentan con un sistema de separación que «atrapa» los restos más voluminosos, por lo que el personal de la instalación se habría dado cuenta de ello.
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